El silencio se extendió por la casa como una nube radioactiva, rápido y a traición. Las masacres y desastres naturales que se sucedían en la televisión de la cocina devolvieron a Diego la calma. Todo seguía como siempre. Adoraba poder permitirse el lujo de llegar tarde a la oficina... para algo no tenía horario de salida, así que se entretuvo perezosamente mordisqueando los restos de un bollo mientras se dejaba absorber por las noticias de ese mundo que decían que existía más allá de su casa.
Extracto del relato "Carta descartada"
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