Insertó un par de rebanadas en la tostadora y sacó un yogur del frigorífico. Estaba a punto de abrirlo cuando su nuevo yo se lo impidió. Siempre elegía los yogures en función de su fecha de caducidad... ¡ya estaba bien! era hora de seleccionar el que más le apeteciera. Si a partir de entonces se veía obligada a tirar yogures caducados, su moral iba a poder aguantarlo.
Extracto del relato "Chica mala"
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