sábado, mayo 06, 2006

Óxido en el corazón

La primera vez que lo vio fue a través del cristal de la tienda. Ella levantó la mirada más allá de los objetos del escaparate y se encontró con él, la miraba fijamente, como si la estuviera esperando, tranquilo y con su sempiterno flequillo revuelto. No esperaba sentirse atraída por un hombre después de todo por lo que había pasado, pero ocurrió. Creía llevar grabado a fuego su rechazo hacia cualquier clase de compromiso carnal, pero en ese mismo momento hubiera dejado todo por él. No lo conocía, no sabía nada, pero volvía a estar dispuesta a que la hicieran sufrir con tal de poder abrazarlo en cuanto la señora gorda que obstruía la entrada de la tienda liberara la entrada hacia el paraíso.
Extracto del relato “El retrato”

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