miércoles, mayo 24, 2006

Agotadores inagotables

La llamada de Lucía había acabado con cualquier posibilidad de tener una tarde tranquila. Iba a tener que lidiar con quince críos ella sola por culpa de una gastroenteritis... y encima tenía que estar agradecida a que era verano y muchos padres por fin se podían ocupar de sus hijos. No era una guardería muy grande y de hecho, cuando los niños estaban despiertos, las risas y gritos la hacían parecer minúscula. En el fondo le gustaba. Especialmente cuando los veía a todos dormir la siesta fingiendo ser adorables. Ese era el único momento en que creía tenerlos bajo control y se atrevía a tomarse un café mientras les vigilaba a través de los huecos que dejaban los dibujos pegados al cristal de la salita de descanso.
Extracto del relato "La guardería"

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