Lo que pasa es que no es lo mismo que una amistad nazca y llegue hasta nivel 5, el que tenéis ahora, que el hecho de que nazca, llegue a nivel 9 y luego baje a 5. En el primer caso, resulta fácil ser majo, simpático, no desesperarse ni exigir nada y asumir la situación tal cual es... pero en el segundo, sí se espera más y cuesta aceptar el cambio a peor como algo normal. De hecho, muchas veces resulta imposible.
Extracto de mail personal
2 comentarios:
Habría que examinar los motivos que conducen la amistad del 9 al 5 y si no será ese descenso nada más que otro espejismo más de aquel amigo cuyo termómetro afectivo, siempre según su propio mercurio, sube y baja demasiado aprisa.
Una amistad que alcanza el nueve dejará un mejor recuerdo que la instalada en el cinco, más segura, sí, pero igualmente más tibia, perezosa, anodina y hasta cobarde. En esta vida, si es que el sabor vale algo, prefiero un nueve a cinco cincos.
No olvides que la amistad es cosa de dos. Basta que una de las partes sienta que se encuentran en un 5 para que así sea. ¿De qué sirve que tu amigo te diga que le importas un montón si en la práctica no lo sientes así? Se vive de lo que se siente y se ve, no de lo que te dicen. Hablar no cuesta nada, transmitir sí.
Ah! Es obvio que siempre es preferible un 9 a un 5.
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