Cuando uno descubre cuáles son las reglas del juego ya no puede olvidarlas... y se queda perdido. Solo. Ha perdido la partida. Te dejan ser consciente de tu humanidad pero no disfrutarla, como un pastel tras el cristal de un escaparate. Para poder vivirla se necesita de todo lo que a uno le rodeaba, pero ya no es posible porque no lo puedes ver como antes. Ahora que lo sabes quieres volver al feliz desconocimiento... pero es imposible. Sólo queda intentar descubrir cómo ir más allá de los límites marcados por el tablero.
Extracto de la reflexión "Antes no lloraba"
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