En su primer acto de rebeldía personal, había apagado el despertador antes de tiempo y se estaba regodeando con la imagen de las agujas avanzando más allá de su hora habitual de integración en la vigilia. Agradecía no tener un reloj digital para poder paladear el movimiento del segundero. Daba otra vuelta perezosa al doce y su habitación seguía en calma. Nadie venía a reclamarla ni sonaba ningún teléfono. De hecho, por primera vez estaba despierta mientras su móvil dormía en la mesilla. Lo iba a castigar, sí... nada de encenderlo antes de las once, tampoco más tarde. No veía conveniente dar un giro radical hacia la maldad, había que ir poco a poco... disfrutando, ésa era la clave.
Extracto del relato "Chica mala"
No hay comentarios:
Publicar un comentario