El resplandor que ilumina mis insomnios nace en el reloj de la mesilla. Recuerdo el rápido avanzar de los segundos aquellas primeras noches que te sentía a mi lado. Dormida, respirando. Los desvelos clavan ahora mis ojos en las horas. Lentas, adormiladas. Que se estiran para sentirte roncando.
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