Cajas clasificadas ocultaban sus paredes hasta el techo. Los bañadores no tocaban los abrigos ni los amigos a la familia. Aguardaban localizados y separados por paredes de cartón. Compartimentados en celdas aisladas sin patio donde encontrarse. Condenados a no ser nunca más de lo que eran. Vetados a lo inesperado.
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