miércoles, abril 05, 2006

Comida para uno

Entraba a trabajar a las cinco, cuando las oficinas ya habían cerrado. Solía salir un rato por la mañana para airearse un poco y hacer algo de compra, pero ese día sólo tuvo ganas de perderse en un Todo a cien. El paseo resultó parco en encuentros y se pudo ahorrar unas cuantas sonrisas de compromiso. De vuelta en casa, comió algo ligero que pilló de la nevera porque no le apetecía cocinar para ella sola. Además, así llegaba antes su momento preferido del día... era ese rato en que se tomaba un café cargado sentada en una silla de la cocina, con las piernas en alto, mirando de reojo lo que echaban en la tele. Así le daban las cuatro y cuarto, hora de prepararse para ir a limpiar.
Extracto del relato "La madre"

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