lunes, marzo 20, 2006

En fin

PREMISA 1: Dando por válido el término madurar para definir el proceso de fijación de la manera de pensar, sentir y la escala de valores de una persona, podría decirse que es como un tatuaje... Una vez que se empieza a definir, lo ya impreso no se puede borrar, sólo cabe que siga ampliándose.

PREMISA 2: Todo aquello que se encuentra más allá de los límites de nuestra piel escapa a nuestro control, a veces creemos que influimos sobre ello, nos da la sensación de que se mueve... pero en realidad nunca cambia en esencia, como la colección permanente de un museo.

CONCLUSIÓN: Siendo esto así, que no podemos dejar de pensar como lo hacemos y que no podemos cambiar lo que nos rodea, la actitud que uno puede adoptar ante un mundo que no es como le gustaría puede seguir una de dos grandes líneas: Revelarse, protestar, enfadarse, criticar, tratar de hacerse entender, practicar el proselitismo, sufrir, agobiarse y llorar o aceptar las cosas tal y como son, no esperar que nada sea de otra manera, no pedir a nadie nada de lo que no quiere hacer... y estar eternamente triste.

He probado las dos, paso de una a otra... y de momento parece mejor la primera pero no sé durante cuánto tiempo... En fin.
Reflexiones de domingo

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