Lo había vuelto a
hacer: pedirle algo que no le apetecía en absoluto. Y ella lo sabía. Disfrutaba
ejerciendo su dominio sobre él. Estaba harto de seguirle el juego. Sus
necesidades eran más importantes que las de ella. No cedería al chantaje
emocional. Que se buscara a otro esta vez. Ya tendría más ocasiones de
acompañarla. O no. Llevó a su madre a dar un paseo. Fue la última vez.
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