Te fuiste despacio. Muy despacio.
Creía tenerte a mi lado sujetándome la mano, tu mano.
No eras tú sino el recuerdo de que un día nos amamos.
Te alejabas de mi cama en la que compartimos una vida.
No eras tú quien se movía sino las patas de mi alma.
Que se quedó fría. Muy fría. Fría, fría, fría, desde aquel
día.
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