miércoles, julio 11, 2007

Refrigerio

Le hervía la sangre por lo que ella acababa de hacerle. Estaba deseando vengarse y lo haría en cuanto tuviera ocasión. Sabía que el embriagador resarcimiento se transformaba en sorda culpabilidad pasados uno minutos... pero esta vez podría con ella. Estaba harto de saber qué era lo correcto y sentirse atado con unas correas más fuertes que las que sujetaban las acciones de Carla.

Siempre le quedaba la opción de hacérselo pagar sin que ella llegara a descubrir nunca que el responsable de su desgracia era él, pero entonces de qué le serviría. Sería un breve placer íntimo, si... pero Carla no aprendería nada, la historia se repetiría y sólo sería una razón más para victimizarse delante de él. Ella siempre tenía la capacidad de volverlo todo en su contra. No podía ser así. Ni hablar.

Si lo hacía, tendría que ser a la cara. Ella tenía que saber que él estaba dolido y que debía respetarlo si quería que continuase a su lado. Claro que en ese caso corría el riesgo de que Carla se lo hiciera pagar aún más caro a él... y terminarían entrando en una espiral de sinrazón donde ella siempre ganaría. Ventajas de tener una moral más distraída que la suya.

- Traéme una Coca Cola con el sándwich, ¿vale? – Sonó la voz de Carla desde el salón.
- ¡Oído cocina! – Escupió sobre la mahonesa y salió con la bandeja preparada al detalle.
- ¡Qué buena pinta! – Cogió el sándwich con entusiasmo. – Eres el mejor... sabes que te quiero un montón. –
- Yo también .- No mintió.

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Autoengaño

También el círculo creyó encajar en el cuadrado de su diámetro.