sábado, febrero 18, 2006

Lienzo

Siempre le habían dicho que debía cuidar más los detalles, pero nunca hubiera creído que fuera capaz de olvidarse de dar su número a un hombre que le gustaba. Buscó un papel donde escribir y como no vio nada alrededor, ni siquiera las típicas hojas con el membrete del hotel, se fue directa a la cama con el Mont Blanc desenfundado. Él la miró con cara de sorpresa, y ésta fue aún mayor cuando sintió la punta del bolígrafo deslizándose por su glande. Una enorme erección dejó más espacio para escribir y el hombre lamentó que los números de teléfono tuvieran sólo nueve dígitos.
Extracto del relato "Mont Blanc"

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