lunes, noviembre 05, 2018

Cabeza seca, mente dormida

Ducha que no moja cabeza
mañana que mal empieza.

Colada

Nuestro amor era un corazón tendido al sol. Estaba cogido con pinzas.

El peso del tiempo

Horas que se pronuncian en segundos. Días que se condensan en una frase. Segundos que giran en la cabeza durante toda una vida. Somos relojes que marcan su propia hora.

Un muro de ruido

Aún no sabía su nombre y ya cargaba a sus espaldas los de quienes llegaron antes. Nuevo por fuera. Sospechoso por dentro. Competidor con pasados ajenos que podían asomar al mínimo gesto. Una palabra en su boca evocaba miles pronunciadas antes. No era él sino ellos. Y yo aquellos que me precedieron.

Sin abrir

Caduqué en tu despensa.