Leer es imaginar que los personajes escritos con tinta tienen vida propia. Les ponemos cara, los hacemos caminar por paisajes exóticos e incluso los vestimos como mejor nos parece. Cuando escribes, parece inevitable querer ver a esos personajes en movimiento, soñar haciéndolos saltar del papel a la imagen. En ese momento el relato se vuelve guión.
Y un guión necesita de actores que adopten las palabras
escritas, las hagan suyas, y las liberen por su boca como si siempre hubieran
estado allí. No es fácil conseguirlo. El libro que tienes en tus manos reúne
una serie de guiones escritos para ser interpretados que, en su mayoría, no
consiguieron hacerse carne.
Divertidas relaciones familiares, complicadas historias de
pareja, tensas situaciones vividas cinco minutos antes de que se acabe el mundo
y momentos surrealistas a cargo de una mujer obsesionada por imitar a sus
amigos. Personajes que esperan que les prestes la boca, o al menos tu
imaginación, para regalarte sus palabras.