Todos los trabajos terminan transformándose en rutina, en la mayoría los jefes son incompetentes o insoportables e incluso ambas cosas a la vez, de dinero mejor no hablar y con el tiempo cualquier esperanza de sentirse realizado se esfuma... por eso me gusta mi trabajo... porque tiene algo que no se encuentra fácilmente: es un punto de encuentro de gente interesante.
El agotamiento tiene el mismo efecto desinhibidor que la bebida. Si el alcohol anula los sistemas de alerta, el cansancio no deja el cuerpo para aguantar tonterías.
El reproche es un barco que navega entre las transparentes aguas de la sinceridad y las turbias de la exigencia, por eso conviene sopesar la conveniencia de zarpar antes de soltar amarras.
¡Ay! ¡La justicia cósmica! Cuando pienso en ella recapacito e imagino a personas que no se la merecen y que también pensarán que algún día habrá justicia para ellos... y asumo que no todos nos veremos complacidos si un día llega, así que es mejor ¡no esperar nada!!!!!